Recuerdos del barrio


 “Recuerdos del barrio” fue una serie de encuentros entre vecinos del Noreste de la ciudad de Maastricht, Wittevrouwenveld. Actividad que concluyó en una exposición, entre diciembre 2011 y enero 2012.
Todo comenzó a partir de un concurso llamado “Quien es Quien”. Manon Pachen, organizadora del centro barrial “El Kunstketel” me encargó ampliar las fotos del pasado, mas de 20 años , de algunos vecinos del barrio y exponerlas para que fueran identificados. Esta actividad provocó mucha hilaridad, pero también el encuentro entre vecinos y sus consecuentes comentarios sobre los recuerdos de aquella vida. Esto no podía concluir  allí en un simple concurso, era necesario continuar revisando fotos y compartiendo más historias. Se unió a ésta tarea, las responsables de la plataforma y prensa barrial: Annie van de Put y Bettie van der Linde, con el fin de trabajar sobre éstos recuerdos y concluír en una exposición final. Pedimos a todos los vecinos participación, en forma de: entrega de material fotográfico. A raíz de éste pedido, nos llegó un caudal enorme de viejas fotos.
La corporación de viviendas dio permiso para utilizar un amplio espacio desocupado, situado en el centro del barrio, en Voltaplein. Este lugar se convirtió, no sólo en atelier, sino que también espontáneamente en un lugar de encuentro y discusión.
Se dio un trabajo comunitario donde Jo Luijten, escritor y archivista del Archivo de la Ciudad, brindó un material  fotográfico e histórico de gran riqueza.
Así hablaron algunos vecinos:
“Antes nos conformábamos con un pan con arrope. Actualmente nos quejamos mucho, pero tenemos de todo. Ese pan con arrope era más rico que huevos con panceta.”
“Éramos los unos para los otros. Estábamos unidos de verdad. Si alguien se enfermaba, los vecinos se encargaban de las compras.”
“Estábamos siempre afuera. En la puerta de la casa en la vereda. Allí se encontraba todo el barrio. Era lo mas normal del mundo, todos afuera.”
“Inmediatamente después de la guerra, caminábamos con zuecos de madera sobre la nieve y sin medias, sin embargo yo tuve una infancia feliz.”
“Teníamos respeto por el otro. El barrio estaba siempre ocupado en algo. Allegarse a los  otros era muy normal. Nos llamaban “la escoria”. Si, pero una escoria con corazón de oro.”
 “Tenías la iglesia grande y la iglesia chica, era una competición. No se podía llevar el agua bendita de una iglesia para la otra. Pastor Tagage te mataba si lo hacías. Habían límites bien marcados entre las parroquias.”
 “La Frankenstraat era una calle hermosa. Estábamos muy orgullosos de ella. Habían pequeños negocios como una tienda de especias, una lechería y una tabaquería. Ahora esto parece convertido en un basurero”.
“MUERTE. Yo sabía que no se puede vivir sin ella, pero sentirla así… parece que es alguien del barrio y me resulta impresionante. Es triste:  la tristeza existe…”

Mi trabajo fue el de colgar esos recuerdos. Como instantes perdidos en el espacio, suspenderlos en el tiempo. Marionetas que actuaron sus cuentos. Intenté hacer invisibles sus cuerdas, esas ataduras del tiempo. Para esto puse énfasis en la secuencia fílmica de las imágenes. Utilicé la repetición, algunos papeles transparentes para crear un efecto fantasmal y de ensueño. Adapté unas mesas que estaban arrumbadas en un sótano para que sirvieran de vitrinas donde reposó todo el valioso material de Jo Luijtens quien lo dispuso a su criterio.
Una parte del espacio fue reservado para Herman Wijller. Este fotógrafo o bien escritor de luz, vivió sus años de infancia en la casa que más tarde fue demolida para construir el nuevo edificio, precisamente el mismo, donde estábamos trabajando.  Me pareció importante su participación e infaltable.
Los artistas del barrio, Los NOK, escribieron recuerdos sobre papeles que colgué como finos telones con el fin de cortar ese espacio frío de cemento.
Yo quise armar una casa y abrirle las puertas no invitando sino dando un lugar para que sea usado, entonces fui por un momento jugadora local.

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